La música electrónica y el ejercicio se unen en China a través de clases de fitness y raves que mezclan cardio, baile y producción audiovisual. Este modelo busca motivar a entrenar mediante experiencias colectivas que difuminan los límites entre fiesta y deporte.
En China surge una propuesta que transforma el entrenamiento en un acto social y cultural. Estudios especializados organizan sesiones de bicicleta estática acompañadas por techno hardcore, luces de rave y pantallas que rodean a los participantes. Instructores dirigen la actividad al ritmo de mezclas en vivo, convirtiendo el esfuerzo físico en un encuentro inmersivo.
Además, colectivos independientes promueven “wild dance”, raves urbanas que funcionan como gimnasios alternativos. En estos espacios, el baile sustituye a las máquinas tradicionales y la música marca el pulso de la práctica. No forman parte de cadenas comerciales; operan como eventos de subcultura con acceso limitado y una comunidad que combina movimiento y sociabilidad.
El objetivo central es incentivar la constancia en el entrenamiento. Las sesiones integran música, proyección visual y dinámicas grupales, generando una atmósfera que estimula la participación y reduce la sensación de rutina. En una sala oscura con pantallas que muestran galaxias, un instructor anima a los asistentes mientras pedalean. La música, mezcla de pop y beats electrónicos, sostiene la intensidad de cada ejercicio.
Este formato responde al interés por experiencias colectivas donde el bienestar físico se conecta con el entretenimiento. Al redefinir el concepto de gimnasio, estas iniciativas amplían la oferta de actividades y posicionan al ejercicio como parte de una red cultural en crecimiento.
Fuente: https://www.scmp.com/