“Children” nació como una respuesta a una crisis vial que afectaba a miles de jóvenes tras las raves en Europa en los años noventa. Lo que comenzó como una propuesta para reducir riesgos en las carreteras terminó convertido en un símbolo generacional que transformó la música electrónica.
En enero de 1995 se estrenó en Italia “Children” de Robert Miles, una melodía grabada en 1994 que llegó a Inglaterra en agosto del mismo año. Treinta años después, su presencia sigue vigente en la memoria colectiva de varias generaciones. Su historia combina un contexto social crítico, una visión musical precisa y un impacto que impulsó un nuevo lenguaje dentro de la electrónica.
Durante los años noventa, Europa enfrentaba una serie de accidentes automovilísticos los domingos por la mañana. Miles de jóvenes volvían a casa tras largas noches en raves, conduciendo exhaustos. Robert Miles observó fotografías de esos accidentes, incluidos casos en los que niños viajaban con sus padres. Ese momento definió su propósito: crear una pista que permitiera cerrar la noche con un descenso controlado de energía, como una señal para que los asistentes se relajaran antes de volver a la carretera. Así nació “Children”, concebida como un recurso para proteger vidas.

El track alcanzó una dimensión inesperada. La melodía se transformó en un referente mundial del dream trance y en un punto de encuentro entre quienes vivieron las pistas de los noventa y quienes descubrieron la electrónica años después. Su presencia se expandió a través de versiones y remixes que mantuvieron su estructura reconocible a lo largo del tiempo.
Volver a los inicios permite entender su alcance. Robert Miles, DJ y productor italiano, desarrolló esta pieza en un periodo marcado por tensiones sociales en Europa y por la situación de niños afectados por la guerra en Bosnia. La idea de transmitir calma, resiliencia y un mensaje que pudiera acompañar a miles de oyentes atravesó la composición desde su origen.
A partir de su lanzamiento, “Children” escaló rápidamente. Alcanzó el número uno en diversos países y abrió paso a la consolidación del dream house, un subgénero que integró melodías de piano y ritmos constantes orientados al cierre de las noches en clubes. Este estilo tomó forma en Italia como respuesta a la presión social de la época, en un contexto de deuda pública, corrupción y presencia del crimen organizado. Las discotecas se convirtieron en un espacio de desahogo para la juventud, mientras las autoridades vinculaban el aumento de accidentes a la cultura nocturna. Los DJs respondieron reduciendo la intensidad al final de sus sesiones, y “Children” se volvió una herramienta esencial para ese momento.
El desarrollo técnico también jugó un papel central. La pista se construyó con sonidos generados en un Kurzweil K2000 y elementos del Korg M1, incluido el conocido preset “Organ2”, presente en múltiples producciones de house de la época. Su mezcla equilibrada y su estructura minimalista permitieron un resultado que combinó recursos del dance, el chillout y el piano tradicional en un mismo espacio sonoro.

Publicada inicialmente como parte del EP Soundtracks en el sello DBX, la pista no recibió atención inmediata. Nueve meses después, en noviembre de 1995, su proyección cambió al convertirse en el primer single del álbum Dreamland bajo Platipus Records. El impulso definitivo llegó gracias al interés de Simon Berry, motivado por un encuentro casual con Joe Vanelli en Miami.
“Children” permaneció en los primeros lugares de listas de trece países. En Francia y Suiza ocupó el número uno por once y trece semanas, respectivamente. Según Billboard, alcanzó el Top 5 en todos los territorios europeos que mantenían ranking de ventas de singles en ese periodo.
El 10 de mayo de 2017, la muerte de Robert Miles a los 47 años en Ibiza marcó un cierre repentino en su trayectoria. Sin embargo, su obra continúa presente. Cada reproducción de “Children” recupera una melodía que fue creada para proteger vidas y que terminó cambiando la historia de la música electrónica. Su permanencia demuestra la fuerza de una pieza que cruzó generaciones, escenas y géneros sin perder su impacto.
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