La fiesta se acaba y aún tenemos ganas de seguir bailando. Junto a mi gente miramos nuestros celulares y comenzamos a buscar algún after dónde llegar. Esta segunda parte, o tercera, de la noche nos llena de emoción porque no queremos ir a dormir.
Por: Gabueliella
El after se convierte en una reconquista de la noche, luego de que algunas leyes pusieran límites a los clubes formales. Para entender más este espacio, conversé con un productor de fiestas, un DJ y la dueña de uno de los primeros after en el corazón de Santiago de Chile: Dominica.
Hoy este espacio ha estado en la pauta nacional, por aquellas personas que no saben tratar bien la noche y tener cuidado con la comunidad pero los after son parte de la cultura electrónica desde hace décadas, en todo el mundo. En Chile, hace años que las y los bailarines buscan seguir para compartir buena música y un momento único.
La nodriza
Dominica era un espacio ubicado en la calle Dominica 54, en el sector de Pío Nono, en pleno barrio Bellavista de la ciudad de Santiago. A la cabeza de este lugar tan conocido por la vieja escuela de la escena electrónica en Chile, Jeannette Lucero (junto a su socio Patricio Pino), la mujer que abrió un espacio para todas y todos. De hecho, fue quien decidió comenzar a abrir el after miércoles y jueves para que nuevos talentos tuvieran la oportunidad de tocar. En la actualidad vive en San Pedro de Atacama, y hacemos una videollamada por celular para conocernos y conversar.
“No estaba planeado, estuvimos en el momento preciso” dice Jeanette, para referirse a la vuelta de la democracia, post dictadura, cuando el socialismo llegó a gobernar y comenzó un auge de la cultura. Fue en los años 2000 que comenzaron las fiestas después de las fiestas. Fueron diez años de gloria, en que lo bailado no se lo quita a nadie de las personas que visitaron: desde famosos de la farándula, periodistas reconocidos y deportistas de alto rendimiento.
“En ese tiempo, comienza a volver la gente que estaba afuera. Exiliada. Estaban buscando la cultura que nos habían quitado”, describe agregando que “Si Gabriela Mistral decía todas querían ser reinas, acá todos querían ser DJs”.
Fue el cambio de tiempo el que impulsó a Dominica a ser un punto de encuentro para quienes gustan de bailar, la buena música y la noche. “Después de Pinochet hubo dos gobiernos democratacristianos entonces, no hubo mucho cambio”, recuerda cuando rememora “una casa fantástica” como la describe, la cual estaba muy cerca de uno de los clubes de música electrónica más importantes en Chile y Latinoamérica: La Feria y dice:
“nos enamoramos de la música sin tener nada que ver”. Como todo en la vida, llegan cosas que cambian la perspectiva de lo bueno. Como parte del circuito, Jeanette cree que algunos espacios fueron perjudicados cuando “entró el tema de que era más importante la plata que la música y que el ambiente. Empezaron a inventar estos VIP, que lo único que tenían era una reja, porque la gente se veía aspiracional”, dice, cuando antes bailaban todos con todos.
Hoy recuerda con mucho cariño lo que fue Dominica, y sabe que hay más viudas y viudos de este mítico after. “Me gustaría volver a abrir un lugar así, pero más familiar y más enfocado en la música, que la misma gente que iba antes pudiera ir con su hijo o hija. Como era antes, como eran mis fiestas”, finaliza.
Un espacio para estar con las amistades
Francisco, más conocido como Chopan, se reunió conmigo un día por la tarde para conversar. Animado por contar su experiencia, recuerda el lugar que comenzó con todo. Si, Dominica. Con 20 años de experiencia en la escena electrónica, recuerda que “lo particular de estos after, en esos comienzos, es que eran mucho más íntimos de lo que son actualmente los afters. No cualquier persona podía entrar. Tenían que ser conocidos y se privilegiaba totalmente la música”.
Explica que Chile es uno de los pocos países con límite de horarios, bien lo sabe puesto que organiza grandes fiestas con miles de asistentes. “Estamos acostumbrados a un horario de represión más que de libertad”, dice agregando que “la escena fue creciendo a medida que crecía la cantidad de gente que en verdad le gusta seguir la fiesta y aparecen los after como lugares un poco más de nicho y ahora un poco más populares”.
Como productor, le encanta el after, ya que al trabajar toda la noche está pendiente de que salga todo perfecto mientras que en esta instancia que parte a las 4:00 de la mañana, “es la parte que no trabajo y que en verdad comparto con mis amigos. Converso, me explayo, escucho música, hago en verdad cosas que me gustan, se genera un espacio mucho más íntimo y mucho más de confianza entre las personas que la fiesta masiva”.
Para Francisco, este es un espacio donde los DJs pueden tocar con más libertad y creatividad. “Muchas veces el DJ cae en tocar para la fiesta o para el club, porque siguen un estilo específico, cosa que no pasa en el after porque lo veo desde el punto de vista de mi trabajo”, explica.
Ha visto a todos los mejores DJs nacionales tocar en afters, desde Butano, Gustavo Allende, Felipe Venegas, Aldo Foschino. También a Dorian Chávez, un icono de la escena que falleció este año, y que fue residente de Dominica 54 en sus comienzos. Al igual que Jeanette, cree que los afters también son una nueva vitrina para “los nuevos que quieren tocar, porque en el after, de repente les puede escuchar un productor como yo y les puede invitar”.
Y así ha conocido a muchos DJ nacionales, en un after. Los invita a tocar y ahora tienen fechas con él. Por otra parte, cree que no es lo mismo de antes, hoy en Chile falta cultura en la escena electrónica, “el chileno de repente es súper aspiracional y no se informa mucho, no se culturiza tanto. Hay muchos artistas en el país que son increíbles artistas y no se les escucha”.
A medida que avanza la entrevista, también recuerda lo que dejó la dictadura: el miedo. “La
delincuencia llegó al after pero depende donde te quieras meter, hay gente buena y mala pero el after es un lugar donde en verdad te conectas mucho con las personas, te conectas contigo mismo, es un espacio de libertad absoluta, nadie te va a juzgar”.
El momento del DJ
Carlos, más conocido como Zikuta, se juntó a tomar un café conmigo para la entrevista. Es DJ y uno de los precursores del Love Parade en Chile y quien me hizo el contacto con Jeanette. Fue entre el año 1993 a 1994 que comenzó, junto a amigos, el colectivo Euforia.
“Yo creo que nosotros inventamos la escena electrónica en Chile. Creo que éramos tal vez dos o tres colectivos y grupos de personas que estábamos creando cosas que no sabíamos lo que sería hoy”, relata. También a la vuelta de la democracia, el underground se tomaba la noche.
Considera que fue Dominica el primer espacio precursor de los after. Describe este momento de la noche que “siempre va a ser un lugar donde llega gente eufórica, donde la gente se vuelve loca y donde están su máxima revolución. Era muy chistoso porque yo tocaba ahí y era más chico. Al principio era como una especie de familia”.
Recuerda muy bien cuando comenzaron a restringir las fiestas hasta las 4:00 de la mañana, y desde ahí, el apogeo del afterparty comenzó a pegar. Antes “era un lugar loco porque no solamente era muy estricto el tema de quién podía entrar, sino que también era muy estricto lo que podía pasar dentro. Por ejemplo, cuando yo tocaba, tenía un timbre atrás mío y se acercaba alguien a molestar, yo tocaba el timbre y llegaba un guardia para sacarlos”.
Desde su experiencia como DJ, y de acuerdo con Francisco, “es un lugar mucho más mental, donde puedes ser mucho más psicodélico para tocar y donde puedes poner música mucho más abstractas, melódicamente y tal vez mucho más transgresoras”.
Las personas que recuerda, que asistían a estos after, eran gente “ que tenía un estilo de vida bastante normal en términos de su día a día. Gente que tal vez decía Qué rico me lanzó un viernes, me recupero el sábado y duermo todo el domingo y el lunes sigo trabajando”, dice agregando que “Para mí tampoco tendría mucho sentido ir a un after donde están todos bien portados, donde toda la gente esté súper linda. Yo creo que es un espacio donde más te puedes mostrar como eres. Qué es lo que sientes”.
Desde mi experiencia como bailarina y amante de la escena electrónica nacional, y gracias
a estas tres conversaciones, me di cuenta de la importancia de mantener estos espacios de
ocio y distensión. La narcocultura llegó para quedarse pero aún está la noche larga, donde hay gente como uno, que solo quiere disfrutar de buena música y un buen momento.